Libera el estrés de la vida diaria
Las vacaciones son la excusa perfecta para pasarse un poquito con los cuidados. Es totalmente…
Las vacaciones son la excusa perfecta para pasarse un poquito con los cuidados. Es totalmente entendible: quieres buscar varias formas de liberar ese estrés de la vida diaria a través de nuevas experiencias que incluyen, en la gran mayoría de ocasiones, nuevas preparaciones culinarias. Todo es perfectamente entendible, e incluso puede resultar recomendable, siempre y cuando incluyas en el espacio vacaciones unas recomendaciones básicas para facilitarte la vida que sigue luego de volver a la realidad del trajín diario.
Si es cuestión de hambre, lleva una reserva.
Las vacaciones comienzan en el momento en el que preparas las maletas, ajustas tus cinturones y emprendes camino en la carretera hacia tu destino o, bien, hacia el aeropuerto más próximo a tu siguiente parada de sol y playa. En ese punto es importante tener algo en claro: parar a comer en carretera o merendar algo en el aeropuerto mientras esperas, no siempre es lo más recomendable, sobre todo porque, en algunos casos, la comida es excesivamente procesada o no cumple con estándares de higiene adecuados. Para esos casos, es mejor que lleves tus propios bocadillos para matar el hambre, sobre todo de los más pequeños.
Evita consumir algo del minibar.
Las mismas razones que usamos para recomendarte llevar tus propios bocadillos para el viaje hacia tu destino vacacional, vamos a usarlas con este punto: evita por todos los medios consumir algo del minibar. ¿Por qué? Porque el 90% de los productos que se incluyen allí, tienen una carga de azúcar y sal desproporcionada y poco saludable, lo que podría luego traerte problemas.
Aprovecha la facilidad del desayuno.
Sabemos que las vacaciones significan, para muchos, poder dormir hasta tarde. Eso es algo entendible. Pero, eso sí, no te olvides de desayunar. Sobre todo, en aquellas ocasiones en las cuales los lugares de hospedaje te ofrecen alternativas muy saludables, como ensaladas, frutas o cereales integrales; es una excelente oportunidad para consumir saludable.
Date gustos, pero come despacio.
Si estás en Italia, seguro vas a querer probar la variedad de pastas y pizzas que ofrecen en cada esquina. Es imposible decirle no a esa experiencia: tomarte un buen café al frente del Coliseo Romano es un momento memorable. Así que sí: está bien si te das gustos. ¿El secreto? Come despacio. Disfruta cada sorbo y cada bocado. Dale lugar al sabor. Se ha demostrado que comer lento evita la obesidad en un 42%.
Prueba los restaurantes locales.
Estás en España, ve y come como cualquier español. Busca los restaurantes locales, donde la tradición y los ingredientes naturales tienen un papel significativo a la hora de preparar los platos típicos de la región que visitas. No solo es una excelente forma de limitar tu acceso a comida procesada o con ingredientes altamente procesados, sino que, en la mayoría de los casos, supone un ahorro significativo para tu bolsillo.
Ve a caminar por todas partes.
Si los lugares que quieres visitar están a uno o dos kilómetros, ¿por qué no te aventuras a caminar? Estás en un lugar nuevo: conócelo. El ambiente de ciudad y cotidianidad es lo que hace que algo sea memorable. Francia no es el Museo del Louvre, el Louvre está en Francia. Aprovecha la experiencia y quema un poco de calorías: eso sí, manteniéndote siempre y en todo momento hidratado. Si es necesario, lleva siempre una botella de agua.